01 julio 2014

La búsqueda del limón

En un mundo que nos ha enseñado el valor de soñar  como un bien supremo e indispensable para labrar nuestro camino al éxito, que nos ha puesto en los blancos y negros de los ganadores y perdedores y que además recarga la felicidad en ideales casi inalcanzables como la belleza exagerada, los cientos de miles de dólares y las sonrisas blancas; se le ha olvidado decirnos que soñar conlleva una responsabilidad intrínseca de trabajo, dedicación y que de todos los caminos posibles, es uno de los más engañosos y agotadores. 

Soñar es tan peligroso como luchar contra cocodrilos. La responsabilidad de soñar es una renuncia inmediata a los lugares comunes, y al  mismo lugar común de soñar también. Soñar es de valientes y de ingenuos, de aquellos y aquellas que guardan una inocencia ante la vida, casi que infantil. El valor de soñar es un acto de rebeldía, que deja a muchos tirados en el camino. La vida algo ayuda. Pero, lo más probable es que nos dé algunos limones, algunos estén podridos o muy verdes, o que no los dé del todo, talvez  no nos dé los que necesitamos exactamente; en todo caso,  si la vida no quiere dar limones, una va y busca un palo de limón, se pone ropa cómoda y se los baja solita, que si es de verdad tanto alarde por soñar, entonces hay que demostrar nuestra verdadera madera de inquisidores del limón. 

29 mayo 2014

Los fines


El señor de la tienda de la esquina anunció a sus clientes muy a su pesar,

“Se 
nos
han
terminado
los  ‘para siempre’”.


Es posible que esto esté aunado a la epidemia mundial del acabamiento.